Aquel mismo día, los siervos de Isaac fueron y le informaron acerca de un pozo que habían cavado, y le dijeron: ―¡Hemos encontrado agua!
Las manos ociosas conducen a la pobreza; las manos hábiles atraen riquezas.
»Pedid, y se os dará; buscad, y encontraréis; llamad, y se os abrirá.
El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos.
Allí Isaac construyó un altar e invocó el nombre del Señor. Acampó en ese lugar, y sus siervos cavaron un pozo.
A la mañana siguiente se levantaron muy temprano, e hicieron un compromiso mutuo. Luego Isaac los despidió, y ellos se fueron en calidad de amigos.
Isaac llamó a ese pozo Juramento. Por eso la ciudad se llama Berseba hasta el día de hoy.