De allí Isaac se dirigió a Berseba.
Todos los israelitas desde Dan hasta Berseba, incluso los de la tierra de Galaad, salieron como un solo hombre y se reunieron ante el Señor en Mizpa.
Israel emprendió el viaje con todas sus pertenencias. Al llegar a Berseba, ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento.
Al día siguiente, Abraham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba.
Abraham regresó al lugar donde estaban sus criados, y juntos partieron hacia Berseba, donde Abraham se quedó a vivir.
Jacob partió de Berseba y se encaminó hacia Jarán.
Pero no acudáis a Betel, ni vayáis a Guilgal, ni paséis a Berseba, porque Guilgal será llevada cautiva, y Betel, reducida a la nada».