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Referencias Cruzadas

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Génesis 24:3

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

y júrame por el Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás de esta tierra de Canaán, donde yo habito, una mujer para mi hijo

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49 Referencias Cruzadas  

La mujer está ligada a su esposo mientras él vive; pero, si el esposo muere, ella queda libre para casarse con quien quiera, con tal de que sea en el Señor.

Entonces los reprendí y los maldije; a algunos de ellos los golpeé, y hasta les arranqué los pelos, y los obligué a jurar por Dios. Les dije: «No permitáis que vuestras hijas se casen con sus hijos, ni os caséis vosotros ni vuestros hijos con sus hijas.

Entonces Esaú se dio cuenta de la antipatía de su padre por las cananeas.

«Así les dirás: “Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo”».

y en su presencia oró así: «Señor, Dios de Israel, entronizado sobre los querubines: solo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra. Tú has hecho los cielos y la tierra.

Y si casas a tu hijo con una de sus mujeres, cuando ella se prostituya por ir tras sus dioses, inducirá a tu hijo a hacer lo mismo.

»¡Solo tú eres el Señor! Tú has hecho los cielos, y los cielos de los cielos con todas sus estrellas. Tú le das vida a todo lo creado: la tierra y el mar con todo lo que hay en ellos. ¡Por eso te adoran los ejércitos del cielo!

¡Alabado sea el Señor, Dios de Israel, que hizo el cielo y la tierra, porque le ha dado al rey David un hijo sabio, dotado de sabiduría e inteligencia, el cual construirá un palacio real y un templo para el Señor!

Por lo tanto, os pido ahora mismo que juréis en el nombre del Señor que seréis bondadosos con mi familia, como yo lo he sido con vosotros. Quiero que me deis como garantía una señal

Teme al Señor tu Dios y sírvele. Aférrate a él y jura solo por su nombre.

»Teme al Señor tu Dios, sírvele solamente a él, y jura solo en su nombre.

—aquí el sacerdote pondrá a la mujer bajo el juramento del voto de maldición—, que el Señor haga recaer sobre ti la maldición y el juramento en medio de tu pueblo, que te haga estéril, y que el vientre se te hinche.

»Cumplid con todo lo que os he ordenado. »No invoquéis los nombres de otros dioses. Jamás los pronunciéis.

»No uses el nombre del Señor tu Dios en falso. Yo, el Señor, no tendré por inocente a quien se atreva a usar mi nombre en falso.

Entonces José hizo que sus hijos le prestaran juramento. Les dijo: «Sin duda Dios vendrá a ayudaros. Cuando esto ocurra, vosotros deberéis llevaros de aquí mis huesos».

Luego Rebeca le dijo a Isaac: ―Estas mujeres hititas me tienen harta. Me han quitado las ganas de vivir. Si Jacob se llega a casar con una de las hititas que viven en este país, ¡más me valdría morir!

Júrame ahora, por Dios mismo, que no me tratarás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado.

Luego bendijo a Abram con estas palabras: «¡Que el Dios altísimo, creador del cielo y de la tierra, bendiga a Abram!

Al unirse los hijos de Dios con las hijas de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes, que fueron los famosos héroes de antaño. A partir de entonces hubo gigantes en la tierra.

los hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon.

Los seres humanos juran por alguien superior a ellos mismos, y el juramento, al confirmar lo que se ha dicho, pone punto final a toda discusión.

a los que en las azoteas se postran en adoración ante las estrellas del cielo, a los que, postrados en adoración, juran lealtad al Señor, y al mismo tiempo a Moloc,

Y, si aprenden bien los caminos de mi pueblo, y, si así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, aprenden a jurar por mi nombre y dicen: “Por la vida del Señor”, entonces serán establecidos en medio de mi pueblo.

si con fidelidad, justicia y rectitud juras: “Por la vida del Señor”, entonces “en él serán benditas las naciones, y en él se gloriarán”».

Cualquiera que en el país invoque una bendición, lo hará por el Dios de la verdad; y cualquiera que jure en esta tierra, lo hará por el Dios de la verdad. Las angustias del pasado han quedado en el olvido, las he borrado de mi vista.

»Escuchad esto vosotros, los de la familia de Jacob, descendientes de Judá, que llevan el nombre de Israel; que juran en el nombre del Señor, e invocan al Dios de Israel, pero no con sinceridad ni justicia.

He jurado por mí mismo, con integridad he pronunciado una palabra irrevocable: Ante mí se doblará toda rodilla, y por mí jurará toda lengua.

Que recibáis bendiciones del Señor, creador del cielo y de la tierra.

pues quería a David como a sí mismo. Por ese cariño que le tenía, le pidió a David confirmar el pacto bajo juramento.

»No juréis en mi nombre solo por jurar, ni profanéis el nombre de vuestro Dios. Yo soy el Señor.

el amigo del dueño jurará ante el Señor no haberse adueñado de la propiedad de su amigo. El dueño deberá aceptar ese juramento, y el amigo no deberá restituirle nada.

Pero Abram le contestó: ―He jurado por el Señor, el Dios altísimo, creador del cielo y de la tierra,

El Señor, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mis familiares, y que bajo juramento me prometió dar esta tierra a mis descendientes, enviará su ángel delante de ti para que puedas traer de allí una mujer para mi hijo.

Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó: ―No te cases con ninguna mujer de aquí de Canaán.

―¡Júramelo! —insistió su padre. José se lo juró, e Israel se reclinó sobre la cabecera de la cama.

Pero sus padres le dijeron: ―¿Acaso no hay ninguna mujer aceptable entre tus parientes, o en todo nuestro pueblo, que tienes que ir a buscar una esposa entre esos filisteos incircuncisos? Sansón le respondió a su padre: ―¡Pídeme a esa, que es la que a mí me gusta!

¡Dad gracias al Dios de los cielos! ¡Su gran amor perdura para siempre!

Haceos parientes nuestros. Intercambiemos nuestras hijas en casamiento.

Allí Judá conoció a una mujer, hija de un cananeo llamado Súa, y se casó con ella. Después de tener relaciones con él,

―Guíanos adonde están esos bandidos —le dijo David. ―Júrame tú por Dios —suplicó el egipcio— que no me matarás ni me entregarás a mi amo. Con esa condición, te llevo adonde está la banda.

Ellos nos respondieron: «Somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y estamos reconstruyendo el templo que fue edificado y terminado hace ya mucho tiempo por un gran rey de Israel.

Casaos, y tened hijos e hijas; y casad a vuestros hijos e hijas, para que a su vez ellos os den nietos. Multiplicaos allá, y no disminuyáis.




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