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Referencias Cruzadas

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Génesis 2:17

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás».

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43 Referencias Cruzadas  

Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte.

Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás».

Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre. Esta es la segunda muerte».

Antes de recibir esa circuncisión, vosotros estabais muertos en vuestros pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados

En cambio, la viuda que se entrega al placer ya está muerta en vida.

Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición, porque está escrito: «Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley».

Pues, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir.

Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, ore por él y Dios le dará vida. Me refiero a quien comete un pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que sí lleva a la muerte, y en ese caso no digo que se ore por él.

El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley.

Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no solo siguen practicándolas, sino que incluso aprueban a quienes las practican.

Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Convertíos, y viviréis! Lo afirma el Señor omnipotente.

Al hombre le dijo: «Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida.

―¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? —le preguntó Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer?

porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice: «Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo».

¿Acaso no sabéis que, cuando os entregáis a alguien para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecéis? Claro que lo sois, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia.

Cuando yo le diga al malvado: “¡Vas a morir!”, si tú no le adviertes que cambie su mala conducta, el malvado morirá por su pecado, pero a ti te pediré cuentas de su sangre.

La persona que peque morirá. Sabed que todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo.

La muerte y el infierno fueron arrojados al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda.

pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.

El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que salga vencedor no sufrirá daño alguno de la segunda muerte.

En cambio, si le digo al malvado: ‘¡Morirás!’, pero luego él se convierte de su pecado y actúa con justicia y rectitud,

»Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que viváis tú y tus descendientes.

»Hoy te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal.

que, además, preste dinero con usura y exija intereses. ¿Tal hijo merece vivir? ¡Claro que no! Por haber incurrido en estos actos asquerosos, será condenado a muerte, y de su muerte solo él será responsable.

lo mandó llamar y le dijo: ―Yo te hice jurar por el Señor, y te advertí: “El día que salgas a cualquier lugar, podrás darte por muerto”. Y tú dijiste que estabas de acuerdo y que obedecerías.

¡El Señor y Salvador de Israel me es testigo de que, aunque el culpable sea mi hijo Jonatán, morirá sin remedio! Nadie se atrevió a decirle nada.

“Maldito sea quien no practique fielmente las palabras de esta ley”. Y todo el pueblo dirá: “¡Amén!”

porque el Señor había dicho que todos morirían en el desierto. Con la excepción de Caleb hijo de Jefone y de Josué hijo de Nun, ninguno de ellos quedó con vida.

Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a interceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos.

Dios el Señor hizo que creciera toda clase de árboles hermosos, los cuales daban frutos buenos y apetecibles. En medio del jardín hizo crecer el árbol de la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal.

Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

Pero, en cuanto Jeremías terminó de decir al pueblo todo lo que el Señor le había ordenado, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo lo apresaron y le dijeron: «¡Vas a morir!

―¡Te llegó la hora, Ajimélec! —replicó el rey—. ¡Y no solo a ti, sino a toda tu familia!

Mientras el hijo de Isaí viva en esta tierra, ¡ni tú ni tu reino estaréis seguros! Así que manda a buscarlo, y tráemelo, pues está condenado a morir.

―Jonatán, si tú no mueres, ¡que Dios me castigue sin piedad! —exclamó Saúl.

porque el día que salgas y cruces el arroyo de Cedrón, podrás darte por muerto. Y la culpa será tuya.

Lo hizo solamente para que los descendientes de los israelitas, que no habían tenido experiencia en el campo de batalla, aprendieran a combatir.




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