y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra!» Y sucedió así.
Y dijo Dios: «¡Que haya luces en el firmamento que separen el día de la noche; que sirvan como señales de las estaciones, de los días y de los años,
Dios hizo los dos grandes astros: el astro mayor para gobernar el día, y el menor para gobernar la noche. También hizo las estrellas.
Y así sucedió: Dios hizo el firmamento y separó las aguas que están abajo, de las aguas que están arriba.
Una estela brillante va dejando tras de sí, cual si fuera la blanca cabellera del abismo.