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Éxodo 6:7

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Haré de vosotros mi pueblo; y yo seré vuestro Dios. Así sabrán que yo soy el Señor vuestro Dios, que os libró de la opresión de los egipcios.

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50 Referencias Cruzadas  

De esta manera confirma hoy que vosotros sois su pueblo, y que él es vuestro Dios, según lo prometió y juró a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.

Porque para el Señor tu Dios tú eres un pueblo santo; él te eligió para que fueras su posesión exclusiva entre todos los pueblos de la tierra.

Pero a vosotros el Señor os tomó y os sacó de Egipto, de ese horno donde se funde el hierro, para que fuerais el pueblo de su propiedad, como lo sois ahora.

El que salga vencedor heredará todo esto, y yo seré su Dios y él será mi hijo.

Por su parte, hoy mismo el Señor ha declarado que tú eres su pueblo, su posesión preciosa, tal como prometió. Obedece, pues, todos sus mandamientos.

porque eres pueblo consagrado al Señor tu Dios. Él te eligió de entre todos los pueblos de la tierra, para que fueras su posesión exclusiva.

Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios.

Antes ni siquiera erais pueblo, pero ahora sois pueblo de Dios; antes no habíais recibido misericordia, pero ahora ya la habéis recibido.

Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad.

¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?

“Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”? Él no es Dios de muertos, sino de vivos.

Pero a esa parte restante la pasaré por el fuego; la refinaré como se refina la plata, la probaré como se prueba el oro. Entonces ellos me invocarán y yo les responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”, y ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios”.

»Con todo, los israelitas serán tan numerosos como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el mismo lugar donde se les llamó: “Pueblo ajeno”, se les llamará: “Hijos del Dios viviente”.

»Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el Señor—: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

para que la gente vea y sepa, y considere y entienda, que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.

«Te he quitado la carga de los hombros; tus manos se han librado del pesado cesto.

«Han llegado a mis oídos las murmuraciones de los israelitas. Diles que antes de que caiga la noche comerán carne, y que mañana por la mañana se hartarán de pan. Así sabrán que yo soy el Señor su Dios».

Así que ve y diles a los israelitas: “Yo soy el Señor, y voy a quitaros de encima la opresión de los egipcios. Voy a libraros de su esclavitud; voy a liberaros con gran despliegue de poder y con grandes actos de justicia.

Un día, cuando ya Moisés era mayor de edad, fue a ver a sus hermanos de sangre y pudo observar sus penurias. De pronto, vio que un egipcio golpeaba a uno de sus hermanos, es decir, a un hebreo.

Moisés y Aarón dijeron a todos los israelitas: ―Esta tarde sabréis que fue el Señor quien os sacó de Egipto,

Yo soy el Señor vuestro Dios, así que santificaos y manteneos santos, porque yo soy santo. No os hagáis impuros por causa de los animales que se arrastran.

Yo soy el Señor, que os sacó de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Sed, pues, santos, porque yo soy santo.

Los reyes te adoptarán como hijo, y sus reinas serán tus nodrizas. Se postrarán ante ti rostro en tierra, y lamerán el polvo que tú pises. Sabrás entonces que yo soy el Señor, y que no quedarán avergonzados los que en mí confían».

Haré que tus opresores se coman su propia carne y se embriaguen con su propia sangre, como si fuera vino. Toda la humanidad sabrá entonces que yo, el Señor, soy tu Salvador; que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu Redentor».

Te alimentarás con la leche de las naciones, con la riqueza de los reyes serás amamantada. Sabrás entonces que yo, el Señor, soy tu Salvador; que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu Redentor.

Declaró: «Verdaderamente son mi pueblo, hijos que no me engañarán». Así se convirtió en el Salvador

Vosotros sois mi pueblo, y yo seré vuestro Dios”».

Yo soy el Señor vuestro Dios. Seguid mis decretos, obedeced mis leyes

Vive en ese lugar por un tiempo. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia os daré todas esas tierras. Así confirmaré el juramento que le hice a tu padre Abraham.

En el sueño, el Señor estaba de pie junto a él y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia os daré la tierra sobre la que estás acostado.

el Señor dice: ‘¡Ahora vas a saber que yo soy el Señor!’ Con esta vara que llevo en la mano voy a golpear las aguas del Nilo, y el río se convertirá en sangre.

Moisés le dijo al pueblo: «Acordaos de este día en que salís de Egipto, país donde habéis sido esclavos y de donde el Señor os saca desplegando su poder. No comáis pan con levadura.

»El día de mañana, cuando vuestros hijos os pregunten: “¿Y esto qué significa?”, les diréis: “El Señor, desplegando su poder, nos sacó de Egipto, país donde fuimos esclavos.

Yo, por mi parte, endureceré el corazón del faraón para que él os persiga. Voy a cubrirme de gloria, a costa del faraón y de todo su ejército. ¡Y los egipcios sabrán que yo soy el Señor!» Así lo hicieron los israelitas.

Y cuando me haya cubierto de gloria a costa de ellos, los egipcios sabrán que yo soy el Señor».

El Señor es mi fuerza y mi cántico; él es mi salvación. Él es mi Dios, y lo alabaré; es el Dios de mi padre, y lo enalteceré.

pues caerá sobre ellos pavor y espanto. Por tu gran poder, Señor, quedarán mudos como piedras hasta que haya pasado tu pueblo, el pueblo que adquiriste para ti.

Yo soy el Señor vuestro Dios, que os sacó de Egipto para ser vuestro Dios. ¡Yo soy el Señor!»

Durante los cuarenta años que os guie a través del desierto, no se os desgastó la ropa ni el calzado.

Estáis aquí para hacer un pacto con el Señor vuestro Dios, quien hoy lo establece con vosotros y lo sella con su juramento.

Así todos los pueblos de la tierra sabrán que el Señor es Dios, y que no hay otro.

El hombre de Dios se presentó ante el rey de Israel y le dijo: «Así dice el Señor: “Por cuanto los sirios piensan que el Señor es un dios de las montañas y no un dios de los valles, yo te voy a entregar este enorme ejército en tus manos, y así sabrás que yo soy el Señor”».

»Ellos son tus siervos y tu pueblo al cual redimiste con gran despliegue de fuerza y poder.

Reconoced que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado.

Porque yo soy el Señor tu Dios, yo agito el mar, y rugen sus olas; el Señor Todopoderoso es mi nombre.




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