»Si encuentras un toro o un asno perdido, devuélvelo, aunque sea de tu enemigo.
Aseguraos de que nadie pague mal por mal; más bien, esforzaos siempre por hacer el bien, no solo entre vosotros, sino a todos.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por quienes os persiguen,
Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber.
o si encuentra algo que se perdió y niega tenerlo, o si comete perjurio en alguna de las cosas en que se acostumbra a pecar,