En efecto, en esta ciudad se reunieron Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y con el pueblo de Israel, contra tu santo siervo Jesús, a quien ungiste
«Han llegado a mis oídos las murmuraciones de los israelitas. Diles que antes de que caiga la noche comerán carne, y que mañana por la mañana se hartarán de pan. Así sabrán que yo soy el Señor su Dios».
Tan pronto como amaneció, los jefes de los sacerdotes, con los ancianos, los maestros de la ley y el Consejo en pleno, llegaron a una decisión. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
Este fue entregado según el determinado propósito y el previo conocimiento de Dios; y, por medio de gente malvada, vosotros lo matasteis, clavándolo en la cruz.
»Celebraréis la fiesta de los Panes sin levadura, porque fue ese día cuando os saqué de Egipto formados en escuadrones. Por ley, las generaciones futuras siempre deberán celebrar ese día.
Toda la comunidad israelita partió de Elim y llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí. Esto ocurrió a los quince días del mes segundo, contados a partir de su salida de Egipto.
El otro cordero lo sacrificarás al caer la tarde, como ofrenda presentada por fuego de aroma grato al Señor, junto con una ofrenda de libación como la presentada en la mañana.