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Referencias Cruzadas

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Esdras 7:9

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Había salido de Babilonia el día primero del mes primero, y llegó a Jerusalén el día primero del mes quinto, porque la mano bondadosa de Dios estaba con él.

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11 Referencias Cruzadas  

Este Esdras llegó de Babilonia. Era un maestro muy versado en la ley que el Señor, Dios de Israel, le había dado a Moisés. Gozaba de la simpatía del rey, y el Señor su Dios estaba con él.

y por favor ordena a tu guardabosques Asaf que me dé madera para reparar las puertas de la ciudadela del templo, la muralla de la ciudad y la casa donde he de vivir. El rey accedió a mi petición, porque Dios estaba actuando a mi favor.

Entonces les conté cómo la bondadosa mano de Dios había estado conmigo y les relaté lo que el rey me había dicho. Al oír esto, exclamaron: ―¡Manos a la obra! Y unieron la acción a la palabra.

Así que Esdras llegó a Jerusalén en el mes quinto del séptimo año del reinado de Artajerjes.

En realidad, sentí vergüenza de pedirle al rey que nos enviara un pelotón de caballería para que nos protegiera de los enemigos, ya que le habíamos dicho al rey que la mano de Dios protege a todos los que confían en él, pero que Dios descarga su poder y su ira contra quienes lo abandonan.

El día doce del mes primero partimos del río Ahava para ir a Jerusalén. Durante todo el trayecto Dios nos acompañó y nos libró de enemigos y asaltantes.

Cuando veáis esto, se regocijará vuestro corazón, y vuestro cuerpo florecerá como la hierba; el Señor dará a conocer su poder entre sus siervos, y su furor entre sus enemigos.

Por su infinito amor, él me ha permitido recibir el favor del rey, de sus consejeros y de todos sus funcionarios más importantes. Y porque el Señor mi Dios estaba conmigo, cobré ánimo y reuní a los jefes de Israel para que me acompañaran a Jerusalén».

Y, como Dios estaba con nosotros, nos enviaron a un israelita muy capacitado llamado Serebías hijo de Majlí, descendiente de Leví. Con él vinieron sus hijos y sus hermanos, dieciocho personas en total.

Al llegar a Jerusalén nos quedamos descansando tres días.

Nosotros no nos apartaremos de ti; reavívanos, e invocaremos tu nombre.




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