aunque en mejor situación están los que aún no han nacido, los que no han visto aún la maldad que se comete en esta vida.
Mirad, va a llegar el tiempo en que se dirá: “¡Dichosas las estériles, que nunca dieron a luz ni amamantaron!”
¡Qué terrible será en aquellos días para las que estén embarazadas o amamantando!
Aborrecí entonces la vida, pues todo cuanto se hace en ella me resultaba repugnante. Realmente, todo es absurdo; ¡es correr tras el viento!
¡se llenarían de gran regocijo, se alegrarían si llegaran al sepulcro!
Y he observado todo cuanto se hace en esta vida, y todo ello es absurdo, ¡es correr tras el viento!