Me han contado que en ti reposa el espíritu de los dioses, y que posees gran agudeza e inteligencia, y una sabiduría sorprendente.
Entonces el faraón les preguntó a sus servidores: ―¿Podremos encontrar una persona así, en quien repose el espíritu de Dios?
Él revela lo profundo y lo escondido, y sabe lo que se oculta en las sombras. ¡En él habita la luz!
Finalmente Daniel, que en honor a mi dios también se llama Beltsasar, se presentó ante mí y le conté mi sueño, pues en él reposa el espíritu de los santos dioses.
Daniel fue llevado a la presencia del rey, y este le preguntó: ―¿Así que tú eres Daniel, uno de los exiliados que mi padre trajo de Judá?
Los sabios y hechiceros se presentaron ante mí para leer esta escritura y decirme lo que significa, pero no pudieron descifrarla.
Y tanto se distinguió Daniel por sus extraordinarias cualidades administrativas que el rey pensó en ponerlo al frente de todo el reino.
quien le dijo: ―Tuve un sueño que nadie ha podido interpretar. Pero me he enterado de que, cuando tú oyes un sueño, eres capaz de interpretarlo.