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Referencias Cruzadas

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Daniel 2:4

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Los astrólogos le respondieron: ―¡Que viva el rey para siempre! Estamos a tu servicio. Cuéntanos el sueño, y nosotros te diremos lo que significa.

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23 Referencias Cruzadas  

Al oír el alboroto que hacían el rey y sus nobles, la reina misma entró en la sala del banquete y exclamó: ―¡Que viva el rey para siempre! ¡Y no se alarme ni se ponga pálido!

―¡Que viva el rey para siempre! —exclamaron—.

Luego, cuando Artajerjes llegó a ser rey de Persia, también Bislán, Mitrídates, Tabel y sus demás compañeros le enviaron una carta, que fue traducida al arameo.

Eliaquín, Sebna y Joa le dijeron al comandante en jefe: ―Por favor, habla a tus siervos en arameo, ya que lo entendemos. No nos hables en hebreo, que el pueblo que está sobre el muro nos escucha.

―¡Que viva el rey para siempre! —contestó Daniel desde el foso—.

Formaron entonces los administradores y sátrapas una comisión para ir a hablar con el rey, y estando en su presencia le dijeron: ―¡Que viva para siempre el rey Darío!

Betsabé se inclinó ante el rey y, postrándose rostro en tierra, exclamó: ―¡Que viva para siempre mi señor el rey David!

Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba: ―¡Hosanna al Hijo de David! ―¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ―¡Hosanna en las alturas!

Todos los sabios del reino se presentaron, pero no pudieron descifrar lo escrito ni decirle al rey lo que significaba.

Daniel, conocido también como Beltsasar, se quedó desconcertado por algún tiempo y aterrorizado por sus propios pensamientos; por eso el rey le dijo: ―Beltsasar, no te dejes alarmar por este sueño y su significado. A esto Daniel respondió: ―¡Ojalá que el sueño y su significado tengan que ver con los acérrimos enemigos del rey!

Cuando llegaron los magos, hechiceros, astrólogos y adivinos, les conté mi sueño, pero no me lo pudieron interpretar.

»”Yo frustro las señales de los falsos profetas y ridiculizo a los adivinos; yo hago retroceder a los sabios y convierto su sabiduría en necedad.

y le respondí: ―¡Que viva el rey para siempre! ¿Cómo no he de estar triste, si la ciudad donde están los sepulcros de mis padres se halla en ruinas, con sus puertas consumidas por el fuego?

Pregunto esto porque él ha ido hoy a sacrificar una gran cantidad de toros, terneros engordados y ovejas. Además, ha invitado a todos los hijos del rey, a los comandantes del ejército y al sacerdote Abiatar, y allí están todos ellos comiendo y bebiendo, y gritando en su presencia: “¡Viva el rey Adonías!”

Dijo entonces Samuel a todo el pueblo: ―¡Mirad al hombre que el Señor ha escogido! ¡No hay nadie como él en todo el pueblo! ―¡Viva el rey! —exclamaron todos.

Sin embargo, a la mañana siguiente se levantó muy preocupado, mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los dos sueños. Pero nadie se los pudo interpretar.

A ese lugar Labán le puso por nombre Yegar Saduta, mientras que Jacob lo llamó Galaad.

Eliaquín hijo de Jilquías, Sebna y Joa le dijeron al comandante en jefe: ―Por favor, háblales a tus siervos en arameo, ya que lo entendemos. No nos hables en hebreo, que el pueblo que está sobre el muro nos escucha.

Debían ser jóvenes apuestos y sin ningún defecto físico, que tuvieran aptitudes para aprender de todo y que actuaran con sensatez; jóvenes sabios y aptos para el servicio en el palacio real, a los cuales Aspenaz debía enseñarles la lengua y la literatura de los babilonios.

Los astrólogos insistieron: ―Si el rey les cuenta a estos siervos suyos lo que soñó, nosotros le diremos lo que significa.

Yo le dije: «Beltsasar, jefe de los magos, yo sé que en ti reposa el espíritu de los santos dioses, y que no hay para ti ningún misterio demasiado difícil de resolver. Te voy a contar mi sueño, y quiero que me digas lo que significa.

Nosotros los administradores reales, junto con los prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores, convenimos en que el rey debería emitir y confirmar un decreto que exija que, durante los próximos treinta días, sea arrojado al foso de los leones todo el que adore a cualquier dios u hombre que no sea el rey.




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