Cuando el comandante de la guardia real, que se llamaba Arioc, salió para ejecutar a los sabios babilonios, Daniel le habló con mucho tacto e inteligencia.
Entonces Daniel fue a ver a Arioc, a quien el rey había dado la orden de ejecutar a los sabios de Babilonia, y le dijo: ―No mates a los sabios babilonios. Llévame ante el rey, y le interpretaré el sueño que tuvo.
A los diez días del mes quinto del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su servidor Nabuzaradán, que era comandante de la guardia, fue a Jerusalén
Finalmente Nabuzaradán, el comandante de la guardia, llevó cautivos a Babilonia tanto al resto de la población como a los desertores, es decir, a todos los que quedaban.