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Referencias Cruzadas

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Daniel 2:11

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Lo que el rey nos pide raya en lo imposible, y nadie podrá revelárselo, a no ser los dioses. ¡Pero ellos no viven entre nosotros!

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25 Referencias Cruzadas  

En tu reino hay un hombre en quien reposa el espíritu de los santos dioses. Cuando vivía el rey Nabucodonosor, tu padre, se halló que ese hombre poseía sabiduría, inteligencia y gran percepción, semejantes a las de los dioses. Tu padre llegó a nombrar a ese hombre jefe de los magos, hechiceros, astrólogos y adivinos.

¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo». Por tanto, el Señor añade:

Le contestó Jesús: ―El que me ama obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él.

el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero vosotros sí lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.

Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

―Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible.

Porque lo dice el excelso y sublime, el que vive para siempre, cuyo nombre es santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados.

Habitaré entre los israelitas, y seré su Dios.

Luego le dijo a José: ―Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio que tú.

Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios.

¿Perdonaré la sangre que derramaron? ¡Claro que no la perdonaré!» ¡El Señor hará su morada en Sión!

Aquí me tenéis, con los hijos que el Señor me ha dado. Somos en Israel señales y presagios del Señor Todopoderoso, que habita en el monte Sión.

«Este será para siempre mi lugar de reposo; aquí pondré mi trono, porque así lo deseo.

Cuando tú, Dios y Señor, ascendiste a las alturas, te llevaste contigo a los cautivos; tomaste tributo de los hombres, aun de los rebeldes, para establecer tu morada.

»Pero ¿será posible que tú, Dios mío, habites en la tierra con la humanidad? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!

»Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!

»No profanes la tierra donde vives, y donde yo también vivo, porque yo, el Señor, habito entre los israelitas».

«En todo esto anda la mano de Dios», admitieron los magos ante el faraón, pero este había endurecido su corazón, así que no les hizo caso, tal como el Señor lo había advertido.

Sin embargo, a la mañana siguiente se levantó muy preocupado, mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los dos sueños. Pero nadie se los pudo interpretar.

»Persiste, entonces, en tus encantamientos y en tus muchas hechicerías, en las que te has ejercitado desde la niñez. Tal vez tengas éxito, tal vez puedas provocar terror.

Yo, Nabucodonosor, estaba en mi palacio, feliz y lleno de prosperidad,




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