Queridos hermanos, no creáis a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu, sino sometedlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas.
Sin embargo, tengo en tu contra que toleras a Jezabel, esa mujer que dice ser profetisa. Con su enseñanza engaña a mis siervos, pues los induce a cometer inmoralidades sexuales y a comer alimentos sacrificados a los ídolos.
El problema es que se han infiltrado entre vosotros ciertos individuos que desde hace mucho tiempo han estado señalados para condenación. Son impíos que cambian en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a Jesucristo, nuestro único Soberano y Señor.
Es que han salido por el mundo muchos engañadores que no reconocen que Jesucristo ha venido en cuerpo humano. El que así actúa es el engañador y el anticristo.
Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír.
El problema era que algunos falsos hermanos se habían infiltrado entre nosotros para coartar la libertad que tenemos en Cristo Jesús a fin de esclavizarnos.
»”En su lugar reinará un hombre despreciable, indigno de ser rey, que invadirá el reino cuando la gente se sienta más segura y, recurriendo a artimañas, usurpará el trono.