Tus pechos parecen dos cervatillos, dos crías mellizas de gacela que pastan entre azucenas.
Tus pechos parecen dos cervatillos, dos crías mellizas de gacela.
Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; él apacienta su rebaño entre azucenas.
Mi amado es mío, y yo soy suya; él apacienta su rebaño entre azucenas.
desead con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, creceréis en vuestra salvación,
Una muralla soy yo, y mis pechos, sus dos torres. Por eso a los ojos de mi amado soy como quien ha hallado la paz.
Es una gacela amorosa, es una cervatilla encantadora. ¡Que sus pechos te satisfagan siempre! ¡Que su amor te cautive todo el tiempo!
¡Ah, si fueras mi propio hermano, criado a los pechos de mi madre! Al encontrarte en la calle podría besarte, y nadie me juzgaría mal.
Tu talle se asemeja al talle de la palmera, y tus pechos a sus racimos.
Mi amado es para mí como el saquito de mirra que duerme entre mis pechos.
Mi amado ha bajado a su jardín, a los lechos de bálsamo, para retozar en los jardines y recoger azucenas.
Tu cuello parece torre de marfil. Tus ojos son los manantiales de Hesbón, junto a la entrada de Bat Rabín. Tu nariz se asemeja a la torre del Líbano, que mira hacia Damasco.