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Referencias Cruzadas

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Cantares 2:9

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Mi amado es como un venado; se parece a un cervatillo. ¡Miradlo, de pie tras nuestro muro, espiando por las ventanas, atisbando por las celosías!

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23 Referencias Cruzadas  

¡Apresúrate, amado mío! ¡Corre como venado, como cervatillo, sobre los montes de bálsamo cubiertos!

Antes de que el día despunte y se desvanezcan las sombras, regresa a mí, amado mío. Corre como un venado, como un cervatillo por colinas escarpadas.

Me postré a sus pies para adorarle. Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un siervo como tú y como tus hermanos que se mantienen fieles al testimonio de Jesús. ¡Adora solo a Dios! El testimonio de Jesús es el espíritu que inspira la profecía».

La ley es solo una sombra de los bienes venideros, y no la presencia misma de estas realidades. Por eso nunca puede, mediante los mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, hacer perfectos a los que adoran.

Todo esto es una sombra de las cosas que van a venir; la realidad se halla en Cristo.

Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.

Esto lo dijo Isaías porque vio la gloria de Jesús y habló de él.

Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.

Estudiáis con diligencia las Escrituras porque pensáis hallar en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!

Los dos, por su parte, contaron lo que les había sucedido en el camino, y cómo habían reconocido a Jesús cuando partió el pan.

Allí se encontraban Joab, Abisay y Asael, los tres hijos de Sarvia. Asael, que corría tan ligero como una gacela en campo abierto,

»Por la ventana se asoma la madre de Sísara; tras la celosía clama a gritos: “¿Por qué se demora su carro en venir? ¿Por qué se atrasa el estruendo de sus carros?”

Es una gacela amorosa, es una cervatilla encantadora. ¡Que sus pechos te satisfagan siempre! ¡Que su amor te cautive todo el tiempo!

Líbrate, como se libra del cazador la gacela, como se libra de la trampa el ave.

Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía.

¡Cuán hermoso eres, amado mío! ¡Eres un encanto! Una alfombra de verdor es nuestro lecho,

Yo os ruego, mujeres de Jerusalén, por las gacelas y cervatillas del bosque, que no desveléis ni molestéis a mi amada hasta que ella quiera despertar.

Yo os ruego, mujeres de Jerusalén, por las gacelas y cervatillas del bosque, que no desveléis ni molestéis a mi amada hasta que ella quiera despertar.




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