Cantares 2:3

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Cual manzano entre los árboles del bosque es mi amado entre los hombres. Me encanta sentarme a su sombra; dulce a mi paladar es su fruto.

Referencias Cruzadas

Cantares 8:5

¿Quién es esta que sube por el desierto apoyada sobre el hombro de su amado? Bajo el manzano te desperté; allí te concibió tu madre, allí mismo te dio a luz.

Isaías 32:2

Cada uno será como un refugio contra el viento, como un resguardo contra la tormenta; como arroyos de agua en tierra seca, como la sombra de un peñasco en el desierto.

Isaías 25:4

Porque tú has sido, en su angustia, un baluarte para el desvalido, un refugio para el necesitado, un resguardo contra la tormenta, una sombra contra el calor. En cambio, el aliento de los crueles es como una tormenta contra un muro,

Hebreos 12:2

Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

Ezequiel 47:12

Junto a las orillas del río crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas no se marchitarán, y siempre tendrán frutos. Cada mes darán frutos nuevos, porque el agua que los riega sale del templo. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas serán medicinales.

Isaías 4:6

que servirá de cobertizo, para dar sombra contra el calor del día, y de refugio y protección contra la lluvia y la tormenta.

Isaías 4:2

En aquel día, el retoño del Señor será bello y glorioso, y el fruto de la tierra será el orgullo y el honor de los sobrevivientes de Israel.

Cantares 5:16

Su paladar es la dulzura misma; ¡todo él es un encanto! ¡Tal es mi amado, tal es mi amigo, mujeres de Jerusalén!

Cantares 4:16

¡Viento del norte, despierta! ¡Viento del sur, ven acá! Soplad en mi jardín; ¡esparcid vuestra fragancia! Que venga mi amado a su jardín y pruebe sus frutos exquisitos.

Cantares 2:5

¡Fortalecedme con pasas, sustentadme con manzanas, porque desfallezco de amor!

Salmos 91:1

El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.

Salmos 89:6

¿Quién en los cielos es comparable al Señor? ¿Quién como él entre los seres celestiales?

Salmos 57:1

Ten compasión de mí, oh Dios; ten compasión de mí, que en ti confío. A la sombra de tus alas me refugiaré, hasta que haya pasado el peligro.

Salmos 45:2

Tú eres el más apuesto de los hombres; tus labios son fuente de elocuencia, ya que Dios te ha bendecido para siempre.

Jueces 9:15

Pero el espino respondió a los árboles: “Si de veras queréis ungirme como vuestro rey, venid y refugiaos bajo mi sombra; pero, si no, ¡que salga fuego del espino, y que consuma los cedros del Líbano!”

Cantares 1:16

¡Cuán hermoso eres, amado mío! ¡Eres un encanto! Una alfombra de verdor es nuestro lecho,

Cantares 4:13

Tus pechos son un huerto de granadas con frutos exquisitos, con flores de nardo y azahar;

Cantares 7:13

Las mandrágoras esparcen su fragancia, y hay a nuestras puertas toda clase de exquisitos frutos, lo mismo nuevos que añejos, que he guardado para ti, amor mío.

Cantares 8:11

Salomón tenía una viña en Baal Jamón, que dejó al cuidado de aparceros. Cada uno entregaba, por sus frutos, mil monedas de plata.

Cantares 8:12

¡Quédate, Salomón, con las mil monedas, y vosotros, aparceros, con doscientas, pero mi viña solo a mí me pertenece!

Joel 1:12

La vid se marchitó; languideció la higuera; se marchitaron los granados, las palmeras, los manzanos, ¡todos los árboles del campo! ¡Y hasta la alegría de la gente acabó por marchitarse!

Salmos 45:3

¡Con esplendor y majestad, cíñete la espada, oh valiente!