y siguió más bien el de los jóvenes. Les dijo: «Si mi padre os impuso un yugo pesado; ¡yo os aumentaré la carga! Si él os castigaba con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!»
Tú, hijo de hombre, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras, por más que estés en medio de cardos y espinas, y vivas rodeado de escorpiones. No temas por lo que digan, ni te sientas atemorizado, porque son un pueblo obstinado.