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Referencias Cruzadas

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Apocalipsis 14:7

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Gritaba a gran voz: «Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adorad al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales».

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44 Referencias Cruzadas  

Acuérdate de que en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo.

¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu nombre? Solo tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque han salido a la luz las obras de tu justicia».

»¡Solo tú eres el Señor! Tú has hecho los cielos, y los cielos de los cielos con todas sus estrellas. Tú le das vida a todo lo creado: la tierra y el mar con todo lo que hay en ellos. ¡Por eso te adoran los ejércitos del cielo!

Las naciones se han enfurecido; pero ha llegado tu castigo, el momento de juzgar a los muertos, y de recompensar a tus siervos los profetas, a tus santos y a los que temen tu nombre, sean grandes o pequeños, y de destruir a los que destruyen la tierra».

«Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas».

En ese mismo instante se produjo un violento terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad. Perecieron siete mil personas, pero los sobrevivientes, llenos de temor, dieron gloria al Dios del cielo.

Por la palabra del Señor fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas.

Aterrorizados al ver semejante castigo, se mantendrán a distancia y gritarán: «¡Ay! ¡Ay de ti, la gran ciudad, Babilonia, ciudad poderosa, porque en una sola hora ha llegado tu juicio!»

Todos sufrieron terribles quemaduras, pero ni así se arrepintieron; en vez de darle gloria a Dios, que tiene poder sobre esas plagas, maldijeron su nombre.

Cada vez que estos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que estaba sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,

Nuestra ayuda está en el nombre del Señor, creador del cielo y de la tierra.

―Señores, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres mortales como vosotros. Las buenas nuevas que os anunciamos son que dejéis estas cosas sin valor y os volváis al Dios viviente, que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.

Una voz dice: «Proclama». «¿Y qué voy a proclamar?», respondo yo. «Que todo mortal es como la hierba, y toda su gloria como la flor del campo.

Y del trono salió una voz que decía: «¡Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos, grandes y pequeños, que con reverente temor le sirven!»

»¡Da el toque de trompeta! ¡Un águila se cierne sobre la casa del Señor! Han quebrantado mi pacto y se han rebelado contra mi ley,

Pero el Señor es el Dios verdadero, el Dios viviente, el Rey eterno. Cuando se enoja, tiembla la tierra; las naciones no pueden soportar su ira.

Den gloria al Señor y proclamen su alabanza en las costas lejanas.

Dios es muy temido en la asamblea de los santos; grande y portentoso sobre cuantos lo rodean.

Dice el pecador: «Ser impío lo llevo en el corazón». No hay temor de Dios delante de sus ojos.

Entonces Josué lo interpeló: ―Hijo mío, honra y alaba al Señor, Dios de Israel. Cuéntame lo que has hecho. ¡No me ocultes nada!

Tocó el tercer ángel su trompeta, y una enorme estrella, que ardía como una antorcha, cayó desde el cielo sobre la tercera parte de los ríos y sobre los manantiales.

¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero?

mientras me decía: “Voy a darte a conocer lo que sucederá cuando llegue a su fin el tiempo de la ira de Dios, porque el fin llegará en el momento señalado.

¡Ya viene la hecatombe; tu fin es inminente!

«Hijo de hombre, así dice el Señor omnipotente al pueblo de Israel: ¡Te llegó la hora! Ha llegado el fin para todo el país.

»¡Grita con toda tu fuerza, no te reprimas! Alza tu voz como trompeta. Denuncia a mi pueblo sus rebeldías; sus pecados, a los descendientes de Jacob.

¡Cantad de alegría, cielos, que esto lo ha hecho el Señor! ¡Gritad con fuerte voz, profundidades de la tierra! ¡Prorrumpid en canciones, montañas; y bosques, con todos vuestros árboles! Porque el Señor ha redimido a Jacob, Dios ha manifestado su gloria en Israel.

Sión, portadora de buenas noticias, ¡súbete a una alta montaña! Jerusalén, portadora de buenas noticias, ¡alza con fuerza tu voz! Álzala, no temas; di a las ciudades de Judá: «¡Aquí está vuestro Dios!»

Una voz proclama: «Preparad en el desierto un camino para el Señor; enderezad en la estepa un sendero para nuestro Dios.

Suyo es el mar, porque él lo hizo; con sus manos formó la tierra firme.

Así que haced imágenes de los tumores y de las ratas que han devastado el país, y dad honra al Dios de Israel. Tal vez suavice su castigo contra vosotros, vuestros dioses y vuestra tierra.

―No pongas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas ningún daño —le dijo el ángel—. Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo.

Harán duelo, llorando y lamentándose a gritos: «¡Ay! ¡Ay de la gran ciudad, con cuya opulencia se enriquecieron todos los dueños de flotas navieras! ¡En una sola hora ha quedado destruida!

porque en una sola hora ha quedado destruida toda tu riqueza!» Todos los capitanes de barco, los pasajeros, los marineros y todos los que viven del mar se detendrán a lo lejos.

Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, para orar bien, manteneos sobrios y con la mente despejada.

»Por tanto —agregó Jesús—, manteneos despiertos, porque no sabéis ni el día ni la hora.

Si no me hacéis caso ni os decidís a honrar mi nombre —dice el Señor Todopoderoso—, os enviaré una maldición, y maldeciré vuestras bendiciones. Ya las he maldecido, porque no os habéis decidido a honrarme.

Que recibáis bendiciones del Señor, creador del cielo y de la tierra.




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