La bestia parecía un leopardo, pero tenía patas como de oso y fauces como de león. El dragón le confirió a la bestia su poder, su trono y gran autoridad.
»Los diez cuernos que has visto son diez reyes que todavía no han comenzado a reinar, pero que por una hora recibirán autoridad como reyes, junto con la bestia.
Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra.
Pero la bestia fue capturada junto con el falso profeta. Este es el que hacía señales milagrosas en presencia de ella, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y adoraban su imagen. Los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego y azufre.
y adoraba al dragón porque había dado su autoridad a la bestia. También adoraban a la bestia y decían: «¿Quién como la bestia? ¿Quién puede combatirla?»
El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y el reino de la bestia quedó sumido en la oscuridad. La gente se mordía la lengua de dolor
Será como cuando alguien huye de un león y se le viene encima un oso, o como cuando al llegar a su casa, apoya la mano en la pared y le muerde una serpiente.
¿Puede el etíope cambiar de piel, o el leopardo quitarse sus manchas? ¡Pues tampoco podéis vosotros hacer el bien, acostumbrados como estáis a hacer el mal!
Por eso los herirá el león de la selva y los despedazará el lobo del desierto; frente a sus ciudades está el leopardo al acecho, y todo el que salga de ellas será despedazado, pues son muchas sus rebeliones y numerosas sus infidelidades.
Eliseo se volvió y, clavándoles la vista, los maldijo en el nombre del Señor. Al instante, dos osas salieron del bosque y despedazaron a cuarenta y dos muchachos.
Sus caballos son más veloces que leopardos, más feroces que lobos nocturnos. Su caballería se lanza a todo galope; sus jinetes vienen de muy lejos. ¡Caen como buitres sobre su presa!
Así dice el Señor: «Como el pastor arrebata de las fauces del león dos patas o un pedazo de oreja, así serán rescatados los israelitas que viven en Samaria con un pedazo de una cama y la pata de un diván.
Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se llevara a cabo la predicación del mensaje y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de la boca del león.
Sé dónde vives: allí donde Satanás tiene su trono. Sin embargo, sigues fiel a mi nombre. No renegaste de tu fe en mí, ni siquiera en los días en que Antipas, mi testigo fiel, sufrió la muerte en esa ciudad donde vive Satanás.
Ejercía toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hacía que la tierra y sus habitantes adoraran a la primera bestia, cuya herida mortal había sido sanada.