He escrito algunas líneas a la iglesia, pero Diótrefes, a quien le encanta ser el primero entre ellos, no nos acepta.
―El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El más insignificante entre todos vosotros, ese es el más importante.
Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre sí quién era el más importante.
nosotros, por lo tanto, debemos brindarles hospitalidad, y así colaborar con ellos en la verdad.
Amaos los unos a los otros con amor fraternal, respetándoos y honrándoos mutuamente.
―El que recibe en mi nombre a uno de estos niños me recibe a mí; y el que me recibe a mí no me recibe a mí, sino al que me envió.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero.
Todo el que se descarría y no permanece en la enseñanza de Cristo no tiene a Dios; el que permanece en la enseñanza sí tiene al Padre y al Hijo.