―Bueno —replicó el rey—, todo lo que antes fue de Mefiboset ahora es tuyo. ―¡A tus pies, mi señor y rey! —exclamó Siba—. ¡Que cuente yo siempre con tu favor!
Había un hombre de la tribu de Benjamín, muy respetado, cuyo nombre era Quis hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, también benjaminita.
Entonces el rey le preguntó: ―¿Dónde está el nieto de tu amo? ―Se quedó en Jerusalén —respondió Siba—. Él se imagina que ahora la nación de Israel le va a devolver el reino de su abuelo.