Joab hijo de Sarvia, por su parte, salió al frente de las tropas de David. Los dos ejércitos se encontraron en el estanque de Gabaón y tomaron posiciones en lados opuestos.
Y es que había prometido: «Al primero que mate a un jebuseo lo nombraré comandante en jefe». El primero en matar a un jebuseo fue Joab hijo de Sarvia, por lo cual fue nombrado jefe.
Al llegar a la gran roca que está en Gabaón, Amasá les salió al encuentro. Joab tenía su uniforme ajustado con un cinturón, y ceñida al muslo llevaba una daga envainada. Pero, al caminar, la daga se le cayó.
»Ahora bien, tú mismo sabes que Joab hijo de Sarvia derramó sangre en tiempo de paz como si estuviera en guerra, y mató a Abner hijo de Ner y a Amasá hijo de Jéter, los dos comandantes de los ejércitos israelitas, manchándose así de sangre las manos.
David entonces les preguntó a Ajimélec el hitita y a Abisay hijo de Sarvia, hermano de Joab: ―¿Quién quiere venir conmigo al campamento de Saúl? ―Yo voy contigo —respondió Abisay.