El centinela informó de nuevo: ―Ya llegó el mensajero hasta ellos, pero a él tampoco lo veo regresar. Además, el que conduce el carro ha de ser Jehú hijo de Nimsi, pues lo hace como un loco.
Aún estaba hablando cuando llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. ―¡Entra! —le dijo Adonías—. Un hombre respetable como tú debe traer buenas noticias.
¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del que proclama la salvación, del que dice a Sión: «Tu Dios reina»!
el centinela se dio cuenta de que otro hombre corría detrás de él, así que le anunció al guarda de la puerta: ―¡Por ahí viene otro hombre corriendo solo! ―Ese también debe de traer buenas noticias —dijo el rey.