Pero Ajimaz hijo de Sadoc insistió: ―Pase lo que pase, déjame correr con el cusita. ―Pero, muchacho —respondió Joab—, ¿para qué quieres ir? ¡No pienses que te van a dar una recompensa por la noticia!
Entonces llegó el cusita y anunció: ―Le traigo buenas noticias a mi señor el rey. El Señor te ha librado hoy de todos los que se habían rebelado en contra ti.