2 Samuel 11:15

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

La carta decía: «Poned a Urías al frente de la batalla, donde la lucha sea más dura. Luego dejadlo solo, para que lo hieran y lo maten».

Referencias Cruzadas

2 Samuel 12:9

¿Por qué, entonces, despreciaste la palabra del Señor haciendo lo que le desagrada? ¡Asesinaste a Urías el hitita para apoderarte de su esposa! ¡Lo mataste con la espada de los amonitas!

1 Samuel 18:17

Un día Saúl le dijo a David: ―Aquí tienes a Merab, mi hija mayor. Te la entrego por esposa, con la condición de que me sirvas con valentía, peleando las batallas del Señor. Saúl pensaba: «Será mejor que no muera por mi mano, sino a mano de los filisteos».

Jeremías 20:13

¡Cantad al Señor, alabadlo! Él salva a los pobres del poder de los malvados.

Salmos 51:14

Dios mío, Dios de mi salvación, líbrame de derramar sangre, y mi lengua alabará tu justicia.

Salmos 51:4

Contra ti he pecado, solo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.

2 Samuel 11:17

Los de la ciudad salieron para enfrentarse a Joab, y entre los oficiales de David que cayeron en batalla también perdió la vida Urías el hitita.

1 Samuel 18:25

Pero Saúl insistió: ―Decidle a David: “Lo único que el rey quiere es vengarse de sus enemigos, y como dote por su hija pide cien prepucios de filisteos”. En realidad, lo que Saúl quería era que David cayera en manos de los filisteos.

1 Samuel 18:21

y pensó: «Se la entregaré a él, como una trampa para que caiga en manos de los filisteos». Así que volvió a decirle a David: ―Ahora sí vas a ser mi yerno.

2 Samuel 11:16

Por tanto, cuando Joab ya había sitiado la ciudad, puso a Urías donde sabía que estaban los defensores más aguerridos.

1 Reyes 15:5

Porque David había hecho lo que agrada al Señor, y en toda su vida no había dejado de cumplir ninguno de los mandamientos del Señor, excepto en el caso de Urías el hitita.

Eclesiastés 8:11

Cuando no se ejecuta rápidamente la sentencia de un delito, el corazón del pueblo se llena de razones para hacer lo malo.

Jeremías 17:9

Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?