Por eso os ruego que reafirméis vuestro amor hacia él.
Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.
Os hablo así, hermanos, porque habéis sido llamados a ser libres; pero no os valgáis de esa libertad para dar rienda suelta a vuestras pasiones. Más bien servíos unos a otros con amor.
Más bien debierais perdonarlo y consolarlo para que no sea consumido por la excesiva tristeza.
Con este propósito os escribí: para ver si pasáis la prueba de la completa obediencia.