Porque, si yo os entristezco, ¿quién me brindará alegría sino aquel a quien yo haya entristecido?
Si bien os entristecí con mi carta, no me pesa. Es verdad que antes me pesó, porque me di cuenta de que por un tiempo mi carta os había entristecido.
así como ya nos habéis comprendido en parte, que podéis sentiros orgullosos de nosotros como también nosotros nos sentiremos orgullosos de vosotros en el día del Señor Jesús.
Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y, si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él.
Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran.
Cuando alguien se siente débil, ¿no comparto yo su debilidad? Y, cuando a alguien se le hace tropezar, ¿no ardo yo de indignación?
Cuando el joven oyó esto, se fue triste, porque tenía muchas riquezas.