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Referencias Cruzadas

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2 Corintios 10:4

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.

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28 Referencias Cruzadas  

con palabras de verdad y con el poder de Dios; con armas de justicia, tanto ofensivas como defensivas;

Mira, hoy te doy autoridad sobre naciones y reinos, »para arrancar y derribar, para destruir y demoler, para construir y plantar».

para que vuestra fe no dependiera de la sabiduría humana, sino del poder de Dios.

Timoteo, hijo mío, te doy este encargo porque tengo en cuenta las profecías que antes se hicieron acerca de ti. Deseo que, apoyado en ellas, pelees la buena batalla

La noche está muy avanzada y ya se acerca el día. Por eso, dejemos a un lado las obras de la oscuridad y pongámonos la armadura de la luz.

Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación;

Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros.

No ofrezcáis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofreceos más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de vuestro cuerpo como instrumentos de justicia.

No es que nos consideremos competentes en nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios.

¡Que el Señor extienda desde Sión el poder de tu cetro! ¡Domina tú en medio de tus enemigos!

Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor.

Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús.

Así Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso en palabra y en obra.

En el día de la gran masacre, cuando caigan las torres, habrá arroyos y corrientes de agua en toda montaña alta y en toda colina elevada.

Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas, y la gente gritó a gran voz, ante lo cual las murallas de Jericó se derrumbaron. El pueblo avanzó, sin ceder ni un centímetro, y tomó la ciudad.

Por eso os escribo todo esto en mi ausencia, para que cuando vaya no tenga que ser severo en el uso de mi autoridad, la cual el Señor me ha dado para edificación y no para destrucción.

¿Qué soldado presta servicio militar pagándose sus propios gastos? ¿Qué agricultor planta un viñedo y no come de sus uvas? ¿Qué pastor cuida un rebaño y no toma de la leche que ordeña?

¿No es acaso mi palabra como fuego, y como martillo que pulveriza la roca? —afirma el Señor—.

No me avergonzaré de jactarme de nuestra autoridad más de la cuenta, autoridad que el Señor nos ha dado para la edificación y no para vuestra destrucción.




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