Al llegar a la puerta de la ciudad, Saúl se acercó a Samuel y le preguntó: ―¿Podrías tú indicarme dónde está la casa del vidente?
Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le dijo: «Ahí tienes al hombre de quien te hablé; él gobernará a mi pueblo».
―Yo soy el vidente —respondió Samuel—. Acompáñame al santuario del cerro, que hoy comeréis conmigo. Ya mañana, cuando te deje partir, responderé a todas tus inquietudes.