Allí hizo que los camellos se arrodillaran junto al pozo de agua que estaba en las afueras de la ciudad. Caía la tarde, que es cuando las mujeres salen a buscar agua.
La voz de los que cantan en los abrevaderos relata los actos de justicia del Señor, los actos de justicia de sus guerreros en Israel. Entonces el ejército del Señor descendió a las puertas de la ciudad.
Aún no había terminado de orar cuando vio que se acercaba Rebeca, con su cántaro al hombro. Rebeca era hija de Betuel, que a su vez era hijo de Milca y Najor, el hermano de Abraham.
Y ellos respondieron: ―No podemos hacerlo hasta que se junten todos los rebaños y los pastores quiten la piedra que está sobre la boca del pozo. Solo entonces podremos dar de beber a las ovejas.