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Referencias Cruzadas

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1 Samuel 3:17

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

―¿Qué fue lo que te dijo el Señor? —le preguntó Elí—. Te pido que no me lo ocultes. ¡Que Dios te castigue sin piedad si me ocultas una sola palabra de todo lo que te ha dicho!

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18 Referencias Cruzadas  

Todos se acercaron a David y le rogaron que comiera algo mientras todavía era de día, pero él hizo este juramento: «¡Que Dios me castigue sin piedad si pruebo pan o algún otro alimento antes de que se ponga el sol!»

Moriré donde tú mueras, y allí seré sepultada. ¡Que me castigue el Señor con toda severidad si me separa de ti algo que no sea la muerte!»

Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió: ―Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios.

Los descendientes de Jacob declaran: «¿Acaso ha perdido el Señor la paciencia? ¿Es esta su manera de actuar? ¿Acaso no hacen bien sus palabras? ¿Acaso no caminamos con el Justo?»

Daniel, conocido también como Beltsasar, se quedó desconcertado por algún tiempo y aterrorizado por sus propios pensamientos; por eso el rey le dijo: ―Beltsasar, no te dejes alarmar por este sueño y su significado. A esto Daniel respondió: ―¡Ojalá que el sueño y su significado tengan que ver con los acérrimos enemigos del rey!

Que la justicia me golpee, que el amor me reprenda; que el ungüento de los malvados no perfume mi cabeza, pues mi oración está siempre en contra de sus malas obras.

El rey le reconvino: ―¿Cuántas veces debo hacerte jurar que no me digas nada más que la verdad en el nombre del Señor?

Decidle también a Amasá: “¿Acaso no eres de mi propia sangre? Tú serás de por vida el general de mi ejército, en lugar de Joab. ¡Que Dios me castigue sin piedad si no lo cumplo!”»

Pero, si mi padre intenta hacerte daño, y yo no te aviso para que puedas escapar, ¡que el Señor me castigue sin piedad, y que esté contigo como estuvo con mi padre!

Así que Elí tuvo que llamarlo. ―¡Samuel, hijo mío! ―Aquí estoy —respondió Samuel.

¡Que Dios me castigue sin piedad si antes del amanecer no acabo con todos sus hombres!»

El rey Sedequías mandó que llevaran a Jeremías a la tercera entrada de la casa del Señor, y allí le dijo: ―Te voy a preguntar algo, y por favor no me ocultes nada.

Jeremías les respondió: ―Ya os he oído. Voy a rogar al Señor, a vuestro Dios, tal como me habéis pedido. Os comunicaré todo lo que el Señor me diga, y no os ocultaré absolutamente nada.

Balán se fue adonde estaba Balac, y lo encontró de pie, al lado de su holocausto, en compañía de los jefes de Moab. Balac le preguntó: ―¿Qué dijo el Señor?

―Jonatán, si tú no mueres, ¡que Dios me castigue sin piedad! —exclamó Saúl.

Que Dios me castigue sin piedad si ahora yo no procedo con David conforme a lo que el Señor le juró:

Al llegar a este punto, el rey le dijo a la mujer: ―Voy a hacerte una pregunta, y te pido que no me ocultes nada. ―Dime, mi señor y rey.

«¡Que Dios me castigue sin piedad —exclamó el rey— si hoy mismo no le corto la cabeza a Eliseo hijo de Safat!»




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