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Referencias Cruzadas

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1 Samuel 24:9

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

y le dijo: ―¿Por qué haces caso a los que dicen que yo quiero hacerte daño?

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19 Referencias Cruzadas  

Cuando un gobernante se deja llevar por mentiras, todos sus oficiales se corrompen.

También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida.

La lengua mentirosa odia a sus víctimas; la boca lisonjera lleva a la ruina.

Con el viento del norte vienen las lluvias; con la lengua viperina, las malas caras.

Los chismes son deliciosos manjares; penetran hasta lo más íntimo del ser.

El malvado hace caso a los labios impíos, y el mentiroso presta oído a la lengua maliciosa.

El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos.

Cuando sus gobernantes sean lanzados desde los despeñaderos, sabrán que mis palabras eran bien intencionadas.

Al que en secreto calumnie a su prójimo, lo haré callar para siempre; al de ojos altivos y corazón soberbio no lo soportaré.

Te ruego que escuches mis palabras. Si quien te mueve en contra mía es el Señor, una ofrenda bastará para aplacarlo. Pero, si son los hombres, ¡que el Señor los maldiga! Hoy me expulsan de esta tierra, que es la herencia del Señor, y me dicen: “¡Vete a servir a otros dioses!”

»No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonios. Yo soy el Señor.

David huyó de Nayot de Ramá y fue adonde estaba Jonatán. ―¿Qué he hecho yo? —le preguntó—. ¿Qué crimen o delito he cometido contra tu padre, para que él quiera matarme?

David lo siguió, gritando: ―¡Mi señor el rey! Saúl miró hacia atrás, y David, postrándose rostro en tierra, se inclinó

Tú podrás ver con tus propios ojos que hoy mismo, en esta cueva, el Señor te había entregado en mis manos. Mis hombres me incitaban a que te matara, pero yo respeté tu vida y dije: “No puedo alzar la mano contra el rey, porque es el ungido del Señor”.

¿Por qué persigue mi señor a este siervo suyo? ¿Qué le he hecho? ¿Qué delito he cometido?

A su vez, Jeremías le preguntó al rey Sedequías: ―¿Qué crimen he cometido contra ti, o contra tus ministros o este pueblo, para que me hayáis encarcelado?

En cuanto el criado se fue, David salió de su escondite y, después de inclinarse tres veces, se postró rostro en tierra. En seguida se besaron y lloraron juntos, hasta que David se desahogó.




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