Porque la circuncisión somos nosotros, los que por medio del Espíritu de Dios adoramos, nos enorgullecemos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos.
Entonces Moisés y los israelitas entonaron un cántico en honor del Señor, cuya letra decía: Cantaré al Señor, que se ha coronado de triunfo arrojando al mar caballos y jinetes.
¡Alégrate, oh cielo, por lo que le ha sucedido! ¡Alegraos también vosotros, santos, apóstoles y profetas!, porque Dios, al juzgarla, os ha hecho justicia».
Matanías hijo de Micaías, hijo de Zabdí, hijo de Asaf, que dirigía el coro de los que entonaban las acciones de gracias en el momento de la oración; Bacbuquías, segundo entre sus hermanos, y Abdá hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún.
José es majestuoso como primogénito de toro; ¡poderoso como un búfalo! Con sus cuernos atacará a las naciones, hasta arrinconarlas en los confines del mundo. ¡Tales son los millares de Manasés, las decenas de millares de Efraín!»
Más tarde, todos los de Judá y Jerusalén, con Josafat a la cabeza, regresaron a Jerusalén llenos de gozo porque el Señor los había librado de sus enemigos.