Por fin, Saúl en persona fue a Ramá y llegó al gran pozo que está en Secú. ―¿Dónde están Samuel y David? —preguntó. ―En Nayot de Ramá —alguien le respondió.
Después de huir y ponerse a salvo, David fue a Ramá para ver a Samuel y contarle todo lo que Saúl le había hecho. Entonces los dos se fueron a vivir a Nayot.
Saúl se dirigió entonces hacia allí, pero el Espíritu de Dios vino con poder también sobre él, y Saúl estuvo en trance profético por todo el camino, hasta llegar a Nayot de Ramá.