Al entrar en la casa, los hombres vieron que lo que estaba en la cama era un ídolo, con un tejido de pelo de cabra en la cabeza.
Luego Mical tomó un ídolo y lo puso en la cama con un tejido de pelo de cabra en la cabeza, y lo cubrió con una sábana.
Pero Saúl los mandó de nuevo a buscar a David: «Aunque esté en cama, ¡traédmelo aquí para matarlo!»
Entonces Saúl le preguntó a Mical: ―¿Por qué me has engañado así? ¿Por qué dejaste escapar a mi enemigo? Ella respondió: ―Él me amenazó con matarme si no lo dejaba escapar.