Al pasar los soldados de Absalón por la casa, le preguntaron a la mujer: ―¿Dónde están Jonatán y Ajimaz? ―Cruzaron el río —respondió ella. Los soldados salieron en busca de ellos, pero, como no pudieron encontrarlos, regresaron a Jerusalén.
mandó a sus hombres para que lo apresaran. Pero se encontraron con un grupo de profetas, dirigidos por Samuel, que estaban profetizando. Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre los hombres de Saúl, y también ellos cayeron en trance profético.