Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




1 Samuel 15:24

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

―¡He pecado! —admitió Saúl—. He quebrantado el mandato del Señor y tus instrucciones. Los soldados me intimidaron y les hice caso.

Ver Capítulo Copiar

21 Referencias Cruzadas  

―¡He pecado contra el Señor! —reconoció David ante Natán. ―El Señor ha perdonado ya tu pecado, y no morirás —contestó Natán—.

Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que confía en el Señor sale bien librado.

Balán le dijo al ángel del Señor: ―He pecado. No me di cuenta de tu presencia en el camino para cerrarme el paso. Ahora bien, como esto te parece mal, voy a regresar.

Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre. Esta es la segunda muerte».

¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Pensáis que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo.

―He pecado —les dijo— porque he entregado sangre inocente. ―¿Y eso a nosotros qué nos importa? —respondieron—. ¡Allá tú!

»No imites la maldad de las mayorías. »No te dejes llevar por la mayoría en un proceso legal. »No perviertas la justicia tomando partido con la mayoría.

El rey Sedequías respondió: ―Lo dejo en vuestras manos. Ni yo, que soy el rey, puedo oponerme a vosotros.

por miedo al qué dirán. Jamás me he quedado en silencio y encerrado por miedo al desprecio de mis parientes.

―¡He pecado! —respondió Saúl—. Pero te pido que por ahora me sigas reconociendo ante los ancianos de mi pueblo y ante todo Israel. Regresa conmigo para adorar al Señor tu Dios.

―Son las que nuestras tropas trajeron del país de Amalec —respondió Saúl—. Dejaron con vida a las mejores ovejas y vacas para ofrecerlas al Señor tu Dios, pero todo lo demás lo destruimos.

Además de perdonarle la vida al rey Agag, Saúl y su ejército preservaron las mejores ovejas y vacas, los terneros más gordos y, en fin, todo lo que era de valor. Nada de esto quisieron destruir; solo destruyeron lo que era inútil y lo que no servía.

¿Por qué, pues, tratáis vosotros con tanto desprecio los sacrificios y ofrendas que yo he ordenado que me traigan? ¿Por qué honras a tus hijos más que a mí, y los engordas con lo mejor de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?”

A toda prisa mandó llamar el faraón a Moisés y a Aarón, y admitió: «He pecado contra el Señor vuestro Dios y contra vosotros.

Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: ―Esta vez reconozco mi pecado. El Señor ha actuado con justicia, mientras que yo y mi pueblo hemos actuado mal.

Al hombre le dijo: «Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida.

Él respondió: ―La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.

―¡He pecado! —exclamó Saúl—. Regresa, David, hijo mío. Ya no voy a hacerte daño. Tú has valorado hoy mi vida; yo, en cambio, he sido un necio y me he portado muy mal.

Contra ti he pecado, solo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios