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Referencias Cruzadas

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1 Juan 5:20

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna.

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53 Referencias Cruzadas  

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.

Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras.

―¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre vosotros, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre”?

No hay duda de que es grande el misterio de nuestra fe: Él se manifestó como hombre; fue vindicado por el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido en la gloria.

»Así dice el Señor, el Señor Todopoderoso, rey y redentor de Israel: “Yo soy el primero y el último; fuera de mí no hay otro dios.

Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios, y todo el que ama al padre ama también a sus hijos.

―¡Señor mío y Dios mío! —exclamó Tomás.

»Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir:

Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor permanece en Dios, y Dios en él.

De ellos son los patriarcas, y de ellos, según la naturaleza humana, nació Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas. ¡Alabado sea por siempre! Amén.

Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

En esto podéis discernir quién tiene el Espíritu de Dios: todo profeta que reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo humano es de Dios;

el que afirma que permanece en él debe vivir como él vivió.

Pero con respecto al Hijo dice: «Tu trono, oh Dios, permanece por los siglos de los siglos, y el cetro de tu reino es un cetro de justicia.

mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.

Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo os ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre.

Yo les he entregado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero. Con justicia dicta sentencia y hace la guerra.

y cantaban el himno de Moisés, siervo de Dios, y el himno del Cordero: «Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso. Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de las naciones.

Gritaban a gran voz: «¿Hasta cuándo, Soberano Señor, santo y veraz, seguirás sin juzgar a los habitantes de la tierra y sin vengar nuestra muerte?»

»Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el soberano de la creación de Dios:

Y nosotros hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo.

y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe.

Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo.

Permaneced en mí, y yo permaneceré en vosotros. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco vosotros podéis dar fruto si no permanecéis en mí.

Le contestó Jesús: ―El que me ama obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él.

En aquel día os daréis cuenta de que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.

―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.

A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, quien es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.

pues yo mismo os daré tal elocuencia y sabiduría para responder que ningún adversario podrá resistiros ni contradeciros.

―A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos, no.

Pero el Señor es el Dios verdadero, el Dios viviente, el Rey eterno. Cuando se enoja, tiembla la tierra; las naciones no pueden soportar su ira.

Porque el que te hizo es tu esposo; su nombre es el Señor Todopoderoso. Tu Redentor es el Santo de Israel; ¡Dios de toda la tierra es su nombre!

Permanezca en vosotros lo que habéis oído desde el principio, y así permaneceréis también en el Hijo y en el Padre.

podáis comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo;

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!

Pero gracias a él vosotros estáis unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención—

»Padre justo, aunque el mundo no te conoce, yo sí te conozco, y estos reconocen que tú me enviaste.

En esos días Judá será salvada, Israel morará seguro. Y este es el nombre que se le dará: “El Señor es nuestra salvación”.

―Si Dios fuera vuestro Padre —les contestó Jesús—, vosotros me amaríais, porque yo he venido de Dios y aquí me tenéis. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió.

Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre.

¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.

Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo.




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