En fin, hermanos, alegraos, buscad vuestra restauración, haced caso de mi exhortación, sed de un mismo sentir, vivid en paz. Y el Dios de amor y de paz estará con vosotros.
Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: el que no practica la justicia no es hijo de Dios; ni tampoco lo es el que no ama a su hermano.