Porque Cristo murió por los pecados, una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevaros a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.
Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que vosotros, después de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguéis a tener parte en la naturaleza divina.
¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva
¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, Salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna.
Abraham, a su vez, le dio la décima parte de todo. El nombre Melquisedec significa, en primer lugar, «rey de justicia» y, además, «rey de Salén», esto es, «rey de paz».
¿Puede el etíope cambiar de piel, o el leopardo quitarse sus manchas? ¡Pues tampoco podéis vosotros hacer el bien, acostumbrados como estáis a hacer el mal!