ya que estáis exigiendo una prueba de que Cristo habla por medio de mí. Él no se muestra débil en su trato con vosotros, sino que ejerce su poder entre vosotros.
Hermanos, en el nombre del Señor Jesucristo os ordenamos que os apartéis de todo hermano que esté viviendo como un vago y no según las enseñanzas recibidas de nosotros.
Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
Por eso os escribo todo esto en mi ausencia, para que cuando vaya no tenga que ser severo en el uso de mi autoridad, la cual el Señor me ha dado para edificación y no para destrucción.
Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu: ―¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella! Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó.