Al anochecer, la gente llevó a muchas personas que tenían demonios. Jesús echó a los demonios con una sola palabra. También sanó a todos los enfermos que estaban allí.
Los hombres que cuidaban los cerdos huyeron al pueblo. Allí contaron lo que había pasado con los cerdos y con los dos hombres que habían tenido demonios.
Allí, algunas personas le llevaron a un hombre acostado en una camilla, pues no podía caminar. Como Jesús vio que estas personas confiaban en él, le dijo al hombre: '¡Ánimo, amigo! Te perdono tus pecados'.
Cuando Jesús vio que se estaba juntando mucha gente a su alrededor, reprendió al espíritu malo y le dijo:
--Espíritu malvado, que impides hablar a este joven, ¡te ordeno que salgas y no vuelvas a entrar en él!
Los demonios que salían de la gente gritaban:
--¡Tú eres el Hijo de Dios!
Pero Jesús reprendía a los demonios y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que él era el Mesías. Jesús anuncia las buenas noticias
La gente sacaba a los enfermos en camas y en camillas, y los ponía en las calles por donde Pedro iba a pasar, esperando que por lo menos su sombra cayera sobre alguno y lo sanara.