Nadie enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón. Todo lo contrario: la pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que están en la casa.
Pero tengo miedo de que les pase lo mismo que a Eva, que fue engañada por la astuta serpiente. También ustedes pueden ser engañados y dejar de pensar con sinceridad y pureza acerca de Cristo.
Esclavos, obedezcan a los que aquí en la tierra son sus amos. Obedézcanlos con respeto, sinceridad, y de buena gana, como si estuvieran sirviendo a Cristo mismo.
Ustedes, los esclavos, deben obedecer en todo a sus amos aquí en la tierra. No lo hagan para quedar bien con ellos y sólo cuando los estén mirando. Más bien, háganlo con sinceridad y por respeto al Señor.