Por último, el diablo llevó a Jesús a una montaña altísima. Desde allí podían verse los países más ricos y poderosos del mundo.
De nada sirve que una persona gane en este mundo todo lo que quiera, si al fin de cuentas pierde su vida. Y nadie puede dar nada para salvarla.
Después el diablo llevó a Jesús a la santa ciudad de Jerusalén. Allí lo subió a la parte más alta del templo,
Él me ama y me muestra todo lo que hace. Pero me mostrará cosas aún más grandes, que a ustedes los dejarán asombrados.
Pues la Biblia dice: 'Todos nosotros somos como la hierba; nuestra grandeza es como las flores: la hierba se seca, y las flores se caen,
El séptimo ángel tocó su trompeta, y en el cielo se oyeron fuertes voces que decían: 'Nuestro Dios y su Mesías ya gobiernan sobre todo el mundo; y reinarán para siempre'.