Pero no midas el espacio que hay fuera del templo, porque ese espacio se lo he dado a los que no creen en mí. Ellos gobernarán sobre Jerusalén durante tres años y medio.
Vi también que la ciudad santa, la nueva Jerusalén, bajaba del cielo, donde vive Dios. La ciudad parecía una novia vestida para su boda, lista para encontrarse con su novio.
Y si alguien le quita algo al mensaje de esta profecía, Dios no lo dejará tomar su parte del fruto del árbol que da vida, ni lo dejará vivir en la ciudad santa, como se ha dicho en este libro.