Mientras Pilato estaba juzgando el caso, su esposa le mandó este mensaje: 'No te metas con ese hombre, porque es inocente. Anoche tuve un sueño horrible por causa de él'.
El oficial romano y los soldados que vigilaban a Jesús sintieron el terremoto y vieron todo lo que pasaba. Temblando de miedo dijeron: '¡Es verdad, este hombre era el Hijo de Dios!'
Pilato habló con ellos por tercera vez, y les dijo:
--¿Por qué quieren que muera? ¿Qué mal ha hecho? Por lo que sé, este hombre no ha hecho nada malo para merecer la muerte. Ordenaré que lo azoten, y luego lo dejaré en libertad.
Sabemos que la ley de Moisés tiene valor para los que se someten a ella. Y lo que la ley dice es para que nadie pueda declararse inocente; es para que todo el mundo se reconozca culpable ante Dios.
Dicen que conocen a Dios pero, cuando vemos el mal que hacen, sabemos que eso no es cierto. Son odiosos y desobedientes, incapaces de hacer algo bueno.
Jesús es el Jefe de Sacerdotes que necesitábamos, pues es santo, en él no hay maldad, y nunca ha pecado. Dios lo apartó de los pecadores, lo hizo subir al cielo, y lo puso en el lugar más importante de todos.
No debemos ser como Caín, que era como un hijo del diablo y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Porque lo que Caín hacía era malo, y lo que hacía su hermano era bueno.
Todo el mundo se alegrará de verlos muertos, y celebrarán su muerte mandándose regalos unos a otros, porque para esa gente aquellos dos profetas eran un terrible sufrimiento.