Cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron al hombre que antes estaba endemoniado, y lo encontraron sentado, vestido y portándose normalmente. Los que estaban allí temblaban de miedo.
Nadie me quita la vida, sino que yo la entrego porque así lo quiero. Tengo poder para entregar mi vida, y tengo poder para volver a recibirla, pues esto es lo que mi Padre me ha ordenado hacer'.
Jesús le respondió:
--Yo no soy como los reyes de este mundo. Si lo fuera, mis ayudantes habrían luchado para que yo no fuera entregado a los jefes de los judíos.
Cuando el Señor Jesús venga desde el cielo, entre llamas de fuego y acompañado de sus poderosos ángeles, Dios les dará alivio a todos ustedes, como lo ha hecho con nosotros.
Enoc, que fue el séptimo hombre después de Adán, habló de esta gente desde hace mucho tiempo, y dijo: 'Miren, Dios viene acompañado de miles y miles de sus ángeles.