Pedro le contestó:
--Aunque tenga que morir contigo, yo nunca diré que no te conozco.
Los demás discípulos dijeron lo mismo. Jesús ora con mucha tristeza
Jesús se alejó un poco de ellos, se arrodilló y se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y oró a Dios: 'Padre, ¡cómo deseo que me libres de este sufrimiento! Pero que no suceda lo que yo quiero, sino lo que quieras tú'.
Pero todo esto debe suceder para que se cumpla lo que anunciaron los profetas'.
En ese momento, todos los discípulos abandonaron a Jesús y huyeron. El juicio contra Jesús
Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo.